miércoles, 29 de marzo de 2017

Un cuento a cuatro manos


Así nació el  blog Un cuento a cuatro manos, y la aventura de escribir La navidad de Javier junto a mi lectorcito Thomas Gisbert


El año pasado fui al LMGB porque trabajaron en sexto grado con "Un verano", este año mandé un ejemplar de "Quinto grado" para evaluación. No recibí respuesta hasta ayer que golpearon a mi puerta, era un niño (uno de esos raros, que se expresan en prosa culta como Santigo Kovadloff): Tomi, cursa quinto grado. Me dijo: en mi escuela (EL Liceo Militar General Belgrano) la maestra llevó su libro, lo leímos entero pasando al frente y leyendo (las 72 páginas, me aclara), se hizo una encuesta en el pizarrón y ganó que ud. escribiera ahora la Navidad de Javier. Y cuál perdió, le pregunto. Las vacaciones, me contesta. Además hicimos un trabajo y ahora estamos yendo por toda la escuela porque lo vamos a leer en todas las aulas de primero a sexto y después quiere llevarlo a la secundaria. Los chicos querían saber si se puede comprar el libro (no contesto, no sé por qué nunca contesto esa pregunta) Después me dijo: yo vengo porque a mí me emociona mucho lo que ud. escribe y quiero ofrecerme para hacer sugerencias, Quinto Grado me gustó más que el otro. Le pregunto qué quiere sugerirme y me dice: NO, yo quiero hacer sugerencias cuando escriba, venir y estar y ayudarla a escribir. Bueno le digo, te voy a consultar cuando empiece a escribir. Después le pregunto ¿querés leer mi última novelita?, no es sobre Javier y sus amigos, son otros chicos, no está publicada, te imprimiría unas hojas sin dibujos ni nada. Yo quiero leer todo lo ud. escriba me dice y al rato se va, con una copia de "Aguafresca y el ejército de Belgrano" y una bolsa con 15 ejemplares de Quinto de Grado que mando para que la maestra pueda trabajar (regalo un libro cada dos alumnos a las docentes que trabajan con mis novelas). También le digo que cobro en cartas así que lo hago responsable de decirle a los chicos, y traerme el pago los antes posible. Le aclaro que si no lo hace cobraré intereses. Qué intereses me dice. Un beso le digo y me da un beso todo jugoso y oloroso (en la mejila derecha, para más datos).

Después...bueno, después le mandé una carta aceptando la invitación y advirtiéndole sobre el arduo trabajo. Hoy, a más de tres meses de aquel día que golpeó mi puerta, el primer borrador está listo, Gastón Zuñiga está dibujando la historia, y nosotros estamos felices.